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Organizaciones en pandemia: así trabajan

Desde que se estableció el distanciamiento social obligatorio en marzo de 2020, las organizaciones sociales (OS) tuvieron que adaptar sus servicios a la nueva realidad. Durante las primeras semanas de cuarentena, de las 310 OS que integraban en ese momento la red de entidades beneficiarias, el 63% continuaba brindando alimentos. Con el correr de los días y a medida que se flexibilizaban algunas actividades, casi todas volvieron a trabajar de distinta manera. Hoy son solamente tres las OS que cerraron sus puertas definitivamente.

A su vez, la gran crisis económica que dejó la pandemia por coronavirus provocó un aumento importante en las OS (comedores, merenderos, copas de leche y otras organizaciones sociales) que requieren asistencia de la fundación. Hoy el banco de alimentos Córdoba trabaja con 410 entidades regulares, lo que significa un aumento de un 32%.

De acuerdo a un relevamiento de datos propio, la fundación detectó que los comedores no sólo se encontraron asistiendo a los niños y niñas beneficiarias, sino que debieron aumentar sus raciones para poder alcanzar a todo el grupo familiar. Cada OS que recibe alimentos asiste a un promedio de 45 familias. Y cada familia está compuesta por un promedio de 6,2 personas integrantes.

Por cuestiones sanitarias, las entidades cambiaron su modalidad de funcionamiento. Actualmente, muchas preparan grandes cantidades de raciones y realizan entregas de viandas a las familias del barrio. Otras, entregan módulos de alimentos para que cada familia realice las preparaciones en su hogar.

      

Ante esta situación -gracias a las campañas y nuevas donaciones-  el banco de alimentos pudo incrementar su volumen de operaciones, pasando de 110.000 kgs de alimentos entregados en marzo a casi 400.000 kgs entregados en junio de 2020. Por otro lado, los beneficiarios finales crecieron un 380%: de 26.000 personas en marzo a 101.000 personas en junio, que reciben alimentos de la fundación a través de las organizaciones sociales.

Asimismo, la lista de espera de comedores y otras entidades que desean recibir alimentos también se ha visto incrementada: de 162 pasaron a un total de 292 en cuatro meses. Son organizaciones que se encuentran en funcionamiento, pero que aún no reciben productos del banco de alimentos, que hoy se encuentra al límite de su capacidad operativa.

Familias que volvieron a la mesa

El programa Familias a la Mesa  acompaña y asiste a familias vulnerables, que se encuentran en riesgo social y que tienen niños de temprana edad, partiendo del rol de la familia como primer ámbito de socialización y principal sostén de vínculos.

En 2019 se está llevando a cabo el programa en tres comunidades:

  • Villa Revol, 16 familias.
  • Guiñazú, 14 familias.
  • Chacra de la Merced, 21 familias.

En total, son beneficiarios directa e indirectamente del programa Familias a la Mesa 204 personas

Además,  se llevaron a cabo 4 talleres en cada barrio. Cada uno de estos talleres fue dictado por profesionales que brindaron sus servicios. De esta forma, se busca promover que las madres incorporen a su realidad cotidiana las herramientas que se brindan y que pueden, incluso, llegar a significar una salida laboral para las beneficiarias.

Este punto es de vital importancia, ya que el 79% de las madres beneficiarias no se encuentran trabajando en este momento y en el 65% de los casos se debe a que no consiguen insertarse en el mercado laboral actual.

Junto con cada taller, se les hace entrega de un módulo de alimentos que busca brindar soporte a la situación económica de cada familia, como así también algunos materiales para poner en práctica lo aprendido en los talleres de cocina.

Luego de transitar más de 2 años en el Programa Familias a la Mesa, los testimonios de las madres beneficiarias destacan que el programa ayudó a reforzar el vínculo familiar, a mejorar el diálogo en la familia y les dio la posibilidad de aprender a cocinar, como también mejorar la variedad de comidas a preparar.

A su vez, gracias al programa se han visto modificados otros aspectos en la vida de las madres; como una mejora en su economía; la posibilidad de ahorrar, compra de nuevos muebles o materiales y la mejor selección y utilización de alimentos para sacarles su máximo provecho. La gran mayoría manifestó poder acceder a alimentos que con anterioridad no podían.

De esta forma vemos cómo Familias a la Mesa -además de reunir a los miembros que la integran-  brinda respuesta a un amplio espectro de necesidades que van mucho más allá de los talleres de cocina, los módulos y los encuentros.