Entradas

Rotulado y etiquetado de alimentos

Saber exactamente qué contienen los alimentos que ingerimos resulta  básico para mantener  una buena nutrición, especialmente cuando desde la góndola nos “bombardean” con productos que son atractivos a la vista, pero cuyos ingredientes no quedan del todo claros.

Para disolver estas dudas, es que el rotulado de los alimentos envasados busca “orientar al consumidor en la decisión de compra a través de la declaración de información relevante, evitando que se describa al alimento de manera errónea o equívoca. La misma debe ser debe ser simple y de fácil comprensión, a fin de favorecer la interpretación de las propiedades de los alimentos y, consecuentemente, ayudar al consumidor a tomar decisiones adecuadas” (Ministerio de Agroindustria de la Nación)

Sin embargo, acorde con la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS), en Argentina solamente una de cada tres personas  lee las etiquetas, y de ellas sólo la mitad las entiende. Además, es  la población con menor nivel educativo y mayor vulnerabilidad social, quien menos se informa al respecto.  Por lo tanto, el sistema de información nutricional vigente no funciona para la mayoría de los consumidores.

En nuestro país, el contenido del rotulado está definido en el Código Alimentario Argentino (CAA) y toma otras resoluciones acordadas a nivel del Mercosur. Pero se encuentra actualmente en debate y se considera que es necesario avanzar en contenidos más simplificados y de interpretación más rápida.

En otros países existen distintos modelos de etiquetado: de tipo descriptivo (donde se brinda la información nutricional más relevante) o interpretativo (determinando un puntaje o calificación para cada alimento, según sus componentes nutricionales).

Más allá del modelo que se adopte, lo importante es que la Argentina se ponga al día con el resto del mundo y tome una determinación que haga el rotulado simple y fácil de entender. Así, los consumidores podremos elegir a conciencia alimentos de mejor calidad nutricional, sin necesidad de ser expertos en el tema.

Nutrición, materia pendiente para Argentina

¿Cómo nos alimentamos los argentinos? ¿Estamos realmente bien nutridos? Estas son algunas de las preguntas que intenta responder la última ENNyS, herramienta que brinda información clave para realizar un diagnóstico sobre el estado nutricional, los patrones alimentarios y hábitos de consumo de la población. En esta oportunidad, se entrevistaron a 21.358 casos de todo el país, a través de encuestas, mediciones antropométricas y bioquímicas.

Entre las principales conclusiones, se advierten indicadores que realmente preocupan, como los siguientes:

  • Más de del 40% de la población de 5 a 17 años tiene exceso de peso.
  • El exceso de peso está presente en casi el 68% de la población adulta.
  • Los grupos sociales de menores ingresos evidenciaron mayores índices de exceso de peso, y mayor prevalencia de obesidad.

Estos números son un reflejo de cuáles son actualmente nuestros hábitos de consumo en alimentación, donde los datos arrojados siguen siendo inquietantes:

  • Los niños y adolescentes son quienes más consumen bebidas artificiales con azúcar, al menos una vez al día.
  • El 36% de la población refirió haber consumido golosinas (caramelos, alfajores, chupetines, chicles, barras de cereal, etc.) dos veces por semana o más.
  • Los hogares con bajos ingresos consumen 2 veces más cantidad de productos de copetín que los sectores de mayores ingresos.

Muchos de los hábitos son resultado de las influencias que el entorno genera, que de alguna manera lleva a reforzar ciertas conductas. Al respecto, el informe  también es categórico:

  • El 23,5% de la población de 13 años y más declaró que compró algún alimento y/o bebida en la última semana porque lo vio en una publicidad.
  • Al 71,2% de los niños y adolescentes escolarizados, la escuela le provee a veces o siempre facturas, productos de pastelería, galletitas dulces y/o cereales con azúcar.
  • Sólo 2 de cada 10 estudiantes reportan que su institución siempre les provee frutas frescas.

Estos datos, entre otros, confirman que nuestros niños y adolescentes son quienes mayoritariamente se encuentran expuestos a un entorno obesogénico, que fomenta el consumo de alimentos y bebidas que deberían consumirse muy esporádicamente.

Los resultados son contundentes y nos interpelan a  tomar medidas urgentes para revertirlos. Tienen que estar presente en la agenda de política pública, además de la reflexión cotidiana. En este contexto ¿Es posible una mejor nutrición nacional?

Acá podes tener acceso al informe completo