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Crece el hambre en América Latina ¿qué hacer?

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) publicó recientemente un informe que refleja la situación de la seguridad alimentaria y nutrición en el mundo. Las conclusiones son poco alentadoras: durante 2019 47,7 millones de personas se vieron afectadas por el hambre en América Latina y el Caribe.
La cifra resulta más que preocupante, porque es el quinto año consecutivo en el cual aumenta este indicador. De continuar con esta tendencia, será imposible de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2030, que persigue la erradicación del hambre por completo para ese momento.
Según el balance, el 7,4 por ciento de la población de Sudamérica en estos momentos se enfrenta al hambre y para 2030 el porcentaje subirá al 9,5 %. Cabe destacar que este informe no tiene en cuenta la crisis mundial por el coronavirus, por lo que la situación puede ser aún peor.
Ya es sabida la triste historia de desigualdad que afecta a nuestro continente, en donde se presenta -hoy más que nunca- esta paradoja: América Latina es una de las despensas de alimentos para el mundo, pero no puede alimentar a su población más vulnerable.
La pregunta ¿qué hacemos para evitar la inseguridad alimentaria? se responde automáticamente con un rotundo “dieta más saludable para todos”. Pero esto nos enfrenta a otra situación: el costo económico de una dieta saludable actual, supera el umbral internacional de la pobreza, lo cual la hace imposible de adquirir para la población pobre.
El problema del hambre no se trata de una cuestión de productividad, sino un grave problema de pobreza, desigualdad, crisis económicas, conflictos y más. Por lo tanto, su solución depende de un enorme compromiso de todos los sectores.
Los bancos de alimentos están trabajando desde hace tiempo en este sentido.

Nuevo reefer y sala de fraccionado

En el año 2019, la Fundación pudo inaugurar su nuevo depósito, triplicando su capacidad operativa. Gracias a la colaboración de personas y empresas, las instalaciones se encuentran actualmente en funcionamiento, lo que ha permitido entregar más de 500.000 kilos de alimentos en un mes, ayudando a más de 100.000 personas.

Para dar respuesta eficaz a la gran demanda que hoy enfrenta el banco de alimentos, la capacidad de almacenamiento, clasificación y despacho de alimentos resulta clave. Es por ello que necesitamos seguir creciendo, concientes de nuestra responsabilidad como organización social.

Con este fin, en junio de 2020 recibimos y pusimos en marcha un nuevo reefer (contenedor para alimentos refrigerados). Se transforma así en la tercer cámara de frío con la que contamos, que nos permite almacenar 18 posiciones (pallets) más de alimentos, para conservar productos que requieren refrigeración, tales como lácteos, cárnicos y frutas o verduras.

Por otro lado, avanzamos con la construcción y habilitación de una nueva sala de fraccionado, dentro de nuestro depósito original. Allí, los voluntarios y el staff cuentan con más espacio para fraccionar alimentos de forma segura. Los alimentos se fraccionan con el fin de entregar la cantidad suficiente para cada organización, pudiendo realizar preparaciones de acuerdo a su necesidad.

Todas las nuevas instalaciones se realizan siempre en el marco de nuestra política de calidad e inocuidad.

Estos nuevos espacios ya están siendo utilizados y se traducen en más kilogramos de alimentos recuperados y entregados. Seguimos creciendo para rescatar más sonrisas.

Solidaridad ante la crisis

Hoy la fundación distribuye un promedio de 130.000 kg de alimentos mensuales a 315 entidades beneficiarias y colabora con la alimentación de 26.573 personas, en su gran mayoría niños.

Desde fines de 2019, la crisis económica disparó la necesidad y el banco de alimentos hoy debe dar respuesta a las nuevas 162 organizaciones que se encuentran en lista de espera. Son niños que desayunan, almuerzan, meriendan o cenan en comedores, pero que aún no pueden recibir la asistencia de la fundación.

Sumado a esto, la grave crisis sanitaria y el estancamiento económico, han provocado que la ayuda por parte de los sectores industriales se vea disminuida. Se pone en peligro la entrega segura de alimentos de variedad y calidad a los cientos de miles de cordobeses que viven en condiciones precarias.

Por eso, hoy más que nunca, el banco de alimentos necesita la colaboración de todos. Se hace urgente colaborar con quienes se encuentran en condiciones de pobreza, hacinamiento, falta de acceso a servicios básicos o riesgo alimentario, lo que acrecenta a su vez el riesgo sanitario frente a la pandemia.

Para ello, la fundación lanza una campaña para sumar colaboradores, ayudando simbólicamente a Catalina, Malcom y Naira; que equivalen a 100, 230 ó 500 platos de comida. Todo lo recolectado, llegará de manera directa a los beneficiarios.

Aquí podrás colaborar con:

Catalina, y 100 platos de comida ($300) por mes.

Malcom, y 230 platos de comida ($700) por mes.

Naira, y 500 platos de comida ($1500) por mes.

El trabajo del Banco de Alimentos hoy se vuelve imprescindible. Porque en contextos de crisis, todos pueden dar una mano.